¿Te has pasado ya al vehículo eléctrico? Enhorabuena, has tomado una gran decisión. Parquing gratuito, subvención por la compra, acceso ilimitado al casco urbano y, por supuesto, compromiso con la sostenibilidad y el medioambiente. Pero, ¿sabes cómo cuidarlo durante el invierno?

Lo cierto es que las bajas temperaturas tienen un efecto directo en las baterías de iones de litio de la mayoría de los vehículos eléctricos. Hoy en Barney &Co vamos a contarte cuáles son todos los aspectos que debes tener en cuenta para que el frío no afecte a tu coche.

Pero antes, ¿por qué es necesario tener un cuidado especial en esta época?

¿Sabías que el rango óptimo de temperatura de funcionamiento de las baterías de un vehículo eléctrico va de los 22º a los 25º grados centígrados? Una temperatura especialmente por debajo de estos datos tiene un efecto directo en el rendimiento del vehículo.

Y a esto hay que sumarle otros factores: en invierno hacemos un mayor uso de la climatización en el interior y, además, también utilizamos más las luces, los limpiaparabrisas o la luneta y los retrovisores calefactados. La suma de todos estos componentes se transforma en un mayor consumo de energía.

5 reglas para un buen rendimiento de los vehículos eléctricos en invierno

1. No esperar al 20% para iniciar la carga

Aunque este consejo es aplicable a cualquier época del año, en invierno gana más importancia. Si dejamos la batería “en mínimos”, esa cantidad de energía que nos queda va a ir destinada a que el sistema de refrigeración de la propia batería consiga la temperatura adecuada para la recarga. ¿El resultado? Un mayor consumo energético y un tiempo de recarga superior.

2. Realizar la carga después de la conducción

Sin duda, poner el coche a cargar cuando está “en caliente” es una muy buena práctica. Si lo hacemos, aprovechamos esa temperatura óptima de la batería al llevar tiempo en funcionamiento y haber alcanzado su temperatura ideal. ¿El resultado? Mejoramos considerablemente el rendimiento del proceso de carga.

3. Evitar cargar en espacios exteriores

Aunque en ocasiones esto es algo que no podemos decidir, siempre que se pueda hay que cargar el vehículo eléctrico en un espacio interior. Cargar el coche en un entorno protegido y en condiciones cálidas tiene dos importantes ventajas: por un lado, permite que el sistema de refrigeración de las baterías tenga que trabajar menos, y por otro, se reducen tanto las necesidades de energía para mantener esa temperatura óptima como el tiempo de recarga.

4. Preparar el habitáculo

La mejor manera de evitar subirnos al coche en invierno y vernos obligados a poner la climatización al máximo es programando nuestro carga. Si programamos la carga para que finalice poco antes o al mismo tiempo en el que vamos a utilizar el coche, el interior puede estar a la temperatura que hayamos programado. De este modo, la energía necesaria para calentar el interior vendrá de la red de carga y no directamente de las baterías del vehículo.

5. Mejor usar la calefacción de los asientos

Es un hecho: los asientos y el volante calefactables consumen menos energía que calentar el aire de todo el habitáculo con la calefacción tradicional. Además, al estar pegados al cuerpo, notamos el calor de una forma mucho más inmediata.

 

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